A casi un centenar de kilómetros de Río Grande y muy cerca de la frontera con Chile en la inhóspita isla de Tierra del Fuego, la estancia Zara nos brindó un refugio ameno para pasar una inolvidable noche patagónica. Aventurate a una nueva bitácora de la familia que viaja por la Patagonia | Libros de Viaje |....
Las montañas de la Cordillera de los Andes ya habían cedido su altura a la estepa que se explayaba a sus anchas hacia donde alcanzaba la vista. A lo lejos, una población nos distrajo la monotonía y nos indujo a entrar a la estancia Zara de 65.000 hectáreas, en la cual todos sus habitantes estaban abocados a las tareas de esquila de sus ovejas.
Nos acomodamos junto a los corrales a observar las tareas de gauchos y capataces por igual, quienes trataban de persuadir a sus animales de someterse a las tijeras. A lo lejos y entre la polvareda del arreo, los perros ordenaban el piño de ovejas que bajaba desde las colinas, mientras dentro del galpón los peones las despojaban del vellón de lana en cuestión de minutos.
La frenética actividad de la faena nos distrajo hasta que el sol se acomodó junto al horizonte y nos persuadió de que no sería prudente salir a la ruta e intentar alcanzar la frontera esa noche. La mejor alternativa era acampar en la estancia y a sabiendas de que el forastero siempre en bienvenido en estas circunstancias, buscamos al capataz para pedir el permiso correspondiente. Un peón nos comunicó que tenía una boina negra, a pesar de que en el campo esa prenda es vestida por casi todos los hombres.
De todas formas, poco antes del anochecer, habíamos armado la carpa junto a la administración y a pocos metros de la vivienda de este buen hombre que además, se ofreció a darnos asilo en su casa, ofrecimiento que desestimamos en pos de la aventura de dormir bien abrazados dentro de nuestros sacos envueltos en un enorme acolchado de plumas.
Cuando el sol despuntó por la mañana, la escarcha congelada fue un indicio de las temperaturas bajo cero que habíamos soportado al calor de nuestra carpa. Preparamos un buen desayuno caliente junto a un árbol bandera, ordenamos nuestras cosas y nos fuimos a saludar a nuestros anfitriones. Como es costumbre en estas tierras, los gauchos ya estaban en el campo desde hacía rato. Les dejamos una carta de agradecimiento y despedida y partimos hacia la frontera en San Sebastián con la firme intención de volver algún día a la estancia Zara, donde dejamos una buena cantidad de amigos.
Coordenadas: -53.4352, -68.1808
Lugar: Río Grande / Tierra del Fuego / Patagonia Argentina.
Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar
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