Comenzó la temporada de pesca con mosca, flyfishing. Este deporte promueve la devolución de los ejemplares sanos y salvos a su medio ambiente. Una práctica muy saludable que contribuye a mantener la población de peces, conseguir ejemplares de mayor porte y contar con más lugares de buena pesca en todo el sur. Aventurate a una nueva bitácora de la familia que viaja por la Patagonia | Libros de Viaje |....
Mel Krieger, uno de los mosqueros más importantes que dio este deporte, sostenía que mejor que pescar es estar pescando. Esto se debe a que los ámbitos en donde se pesca con mosca son de una gran belleza natural, muchas veces rodeados de colosales montañas, frondosos bosques o interminables pastizales dorados que se hamacan en las ondulantes praderas surcadas por ríos y lagos de aguas cristalinas.
Mientras se está pescando es posible distraerse unos instantes con el vuelo en formación de los cauquenes, los rítmicos plac plac de las bandurrias o los graznidos de los patos festejando una captura. Cuando el sol de la tarde calienta el aire, uno puede refrescarse con el agua helada tomándola directamente de los cauces.
Pero a nosotros, los que pescamos con mosca, lo que más nos interesa es poder vencer a la trucha más astuta, a la de mayor tamaño, a la más peleadora, para poder medirnos mano a mano con ella y arrimarla hasta la costa para inmortalizarla en una gran fotografía. Y si tiene experiencia mucho mejor, porque no será fácil lograr que tome la mosca si no se la presentamos correctamente, sabrá cómo jugar con nosotros subiendo a la superficie para indicarnos cuál es su lugar de la acción, nos hará cambiar varias veces el artificial hasta dar con el que mejor representa lo que está comiendo.
Intentará frustrarnos alimentándose de los insectos naturales que le proveen las aguas y dejará pasar con indiferencia los lanzamientos que no sean de una precisión absoluta, con una delicada técnica alcanzada luego de años de vadear los ríos y de una sutileza que presente el alimento con tanta franqueza como lo hace la propia naturaleza que nos rodea.
Valorará el tiempo dedicado a leer las aguas, el esfuerzo puesto en la morsa para copiar los bichitos que a ella más le gustan y las horas que nos pasamos sumergidos para vernos las caras. Y finalmente será quien nos ayude a pescar mejor. Porque hará que nos esforcemos por lograr la perfección que demanda satisfacerlas a la hora de comer.
Por eso practicamos la pesca con devolución. Para perfeccionar nuestra técnica en busca de aquella trucha que nos haga detener el corazón con su pique. Porque es la forma en que ellas desarrollan la habilidad para convertirse en formidables adversarias en su edad adulta.
Para luchar contra un oponente que conoce toda las formas de hacernos sentir la caña, que sabe cuando correr para hacer sonar la chicharra del reel soltando línea y que pueda dosificar sus energías para entablar una larga disputa en el río. Porque cada vez que son engañadas nuevamente, aprovechan la oportunidad para lucirse con saltos más espectaculares, salpicar más lejos y ganar el protagonismo del río.
Y por si todo eso fuera poco, porque es su forma de ganarse la vida…
Del libro Papá Pesque, aventuras de pesca con mosca.
Lugar: Patagonia Argentina.
Fuente y más info: librosdeviaje.com.ar
Animate a “viajar en mouse”
www.tripin.travel