Cuenta la historia que el ejército español se presentó con cerca de 3.000 soldados, las fuerzas patriotas, luego de hacer frente a varias batallas eran 800 soldados, sin armas, afectados por el paludismo y completamente desmoralizados. Como respuesta a esta situación, el 29 de julio Belgrano dictó un bando que disponía la retirada:
Pueblo jujeño ... La patria les reclama un gran sacrificio: abandonar la ciudad y las fincas, quemar los campos sembrados, arrear los animales. A los ojos del español invasor, sólo debe quedar tierra arrasada...
La orden especificaba que la retirada debía dejar sólo campo raso frente al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.
La población acató sin mayores actos la medida a partir de los primeros días de agosto, demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano carretas para transportar sus bienes.
El éxodo jujeño es recordado con gran estima por los habitantes de Jujuy, que cada 23 de agosto conmemoran el mismo. Se considera que la acción de los jujeños de 1812 constituyó un gran acto de heroísmo colectivo que permitió las derrotas posteriores de los españoles. En el año 2012 se celebra el bicentenario del éxodo.
Durante toda la jornada del 23 y hasta el 28 de Agosto se llevarán a cabo disntitos actos conmemorativos y festivales folcloricos.
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