Gracias a los 3040 kilómetros que la separan de Buenos Aires, Ushuaia no sólo es capital de la más joven y austral de las provincias argentinas, sino también la meca turística por excelencia en el fin del mundo.
Los orígenes de Ushuaia (que en idioma yagán significa “bahía que penetra hacia el poniente”) se remontan al 12 de octubre de 1884.
Conocía el idioma y supo convivir con los aborígenes a través de la misión evangelizadora; luego fundó, a 85 kilómetros de Ushuaia, Harberton, la primera estancia de Tierra del Fuego que introdujo el ganado vacuno y lanar. Hoy es un monumento con alto valor histórico que se puede visitar por uno o varios días para ver el Museo Acatushún (con esqueletos de aves y mamíferos marinos del sur de Sudamérica), el casco de la estancia y hacer caminatas guiadas.
Uno de los primeros paseos en Ushuaia es el cerro Martial y su glaciar, que están “pegaditos” a solo siete kilómetros de la ciudad. Si bien el glaciar está en retroceso, vale la pena ir y disfrutar la vista sobre el Canal de Beagle, el cerro Vinciguerra y las islas Navarino y Hoste mientras se sube en la aerosilla. En el cerro Martial se gestó el Club Andino Ushuaia y luego se construyó el primer refugio, a principios de la década del ’50.
La ascensión al cerro se puede hacer en auto o taxi, y luego en aerosilla o a pie. La caminata comienza en la base de la pista de esquí alpino y al llegar a la parte superior se empalma con la de esquí de fondo. Luego, por un sendero se llega a la aerosilla y se continúa por otro que va por debajo hasta llegar a la base del glaciar. Para los que no quieran caminar, en la base, al lado del refugio, se puede hacer canopy en pleno bosque de lengas, una interesante forma (desde una perspectiva segura y divertida) de involucrarse con el bosque fueguino.
El centro de Ushuaia no es muy grande y se recorre muy bien a pie a lo largo de la San Martín, la principal y larga avenida de la ciudad más austral del mundo. Corre paralela a la costa, cada vez está más concurrida y hay negocios de todo tipo. Bares, tiendas de ropa y souvenirs, chocolaterías y buenas librerías.
Hay varias excursiones, pero la mayoría suelen ir a Isla de los Pájaros, Isla de los Lobos y al Faro Les Eclaireurs, muchas veces confundido con el Faro del Fin del Mundo, que se encuentra en la Isla de los Estados y que Julio Verne hizo famoso en la novela homónima. Tanto la Isla de los Pájaros como la Isla de los Lobos pertenecen al Archipiélago Bridges, y son puntos privilegiados para avistar leones marinos, cormoranes, albatros, skúas, petreles y patos
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