Sin dudas, los Valles Calchaquíes son el lugar preferido por los amantes del folclore y el buen vino. En la zona se presentan los espectáculos de mayor envergadura de la provincia durante todo el verano.
La “Vuelta a los Valles” es un viaje inolvidable, casi mágico, a través de una región forjada por una turbulenta historia preincaica y colonial, cuyas huellas aún persisten como heroicas señales de un pasado de lucha y resistencia. Peculiar geografía tallada por los vientos y el sol.
Por supuesto que la belleza de los paisajes que brindan los Valles Calchaquíes, son la mejor forma de enmarcar los diferentes festivales que se realizan en la zona. En enero, es imperdible el Festival de la Trucha, que se realiza en La Poma, un poblado muy pintoresco a dos horas de Cachi, cuyo bellísimo camino conduce a Los Graneros, el Puente del Diablo y el Campo Negro, repleto de piedras volcánicas.
El calendario, continúa con el Festival y Feria Artesanal de los Valles Calchaquíes, en San Carlos. También, Cachi brinda a los turistas lo mejor del folclore en el Festival de la Tradición Calchaquí. Esta fiesta se suma a su belleza paisajística conmovedora, sitios arqueológicos de interés como La Paya y Las Pailas. La vista aquí está dominada por el imponente macizo del Nevado de Cachi con sus ocho cumbres y por el fértil valle de Cachi Adentro. También el turismo cultural y religioso tiene lugar en este pueblo y en los circundantes.
Molinos, presenta el Festival del Poncho, que año a año convoca a mayor cantidad de gente. Este pueblo exhibe una arquitectura doméstica colonial de gran belleza. Famoso por su majestuosa iglesia (Monumento Histórico Nacional) y la elegante hacienda de Isasmendi, quien fue el último gobernador realista en Salta. En las cercanías del pueblo se halla el primer criadero de vicuñas en semicautividad llamado “Coquena”.
Además los parajes de Colomé, Tacuil o Humanao ofrecen la posibilidad de disfrutar y conocer el secreto de los vinos de altura, ya que las bodegas que se ubican en este sector poseen viñedos a más de 2.600 metros.
Los Valles Calchaquíes también son historia. La de Juan Calchaqui, último bastión de la resistencia diaguita en el noroeste argentino. Sus sueños, como su nombre y las huellas de su civilización, aún pueden encontrarse en este prodigioso recorrido.
Entrando al mes de febrero, se realiza el Festival de la Vendimia en Animaná y el Festival de la Uva y el Vino Patero, en Angastaco, entre otros tantos.
Los médanos blancos y el buen vino, anuncian la llegada a Cafayate, la ciudad más importante de los Valles Calchaquíes, conocida por su producción de vinos y por ser sede de uno de los festivales folclóricos de mayor convocatoria: La Serenata, en el mes de febrero.
Además de la visita obligada a su admirable Catedral, un recorrido por las bodegas y viñedos de la ciudad y alrededores puede resultar más que interesante.
Distintas visitas guiadas le permitirán conocer y degustar vinos de cepas originales de la zona como el Torrontés. Los alrededores están llenos de alternativas para descubrir: la vista de los valles desde el Cerro San Isidro, las caminatas al río Colorado, el paseo de las siete cascadas, travesías en bicicleta, cabalgatas, trekking y paseo por las dunas. O, para los que prefieren alternativas menos agitadas: la chance de visitar el Mercado Artesanal, el Museo del Vino y el Antropológico.
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