El emblemático barrio porteño de La Boca alberga un verdadero museo a cielo abierto: casas coloridas de los tiempos de la inmigración, calles empedradas y olorcito a Tango.
Artistas y artesanos ofrecen sus obras a todos los viajeros, que gustan del buen arte. Lo típico es sacarse una foto junto a algún bailarín de tango. O simplemente disfrutar de un paseo entre conventillos pintados de colores llamativos, conservando así el aspecto originario dibujado a principios del siglo XIX por losinmigrantes italianos que habitaron el barrio de la Ciudad de Buenos Aires, lo que lo convierte un sitio ideal para comer unas ¡buenas pastas! Claro que también sus restaurantes sirven. Cruzando el puente Avellaneda obtienen una vista ideal para una foto del Riachuelo, el Río de la Plata y el puerto de Buenos Aires.
Benito Quinquela Martín, reconocido pintor, que vivió en el barrio, dedicó gran parte de su obra a plasmar la fisonomía de La Boca; se preocupó por la preservación del aspecto del barrio e incluso bautizó así a la emblemática calle-museo “Caminito”, en homenaje a un famoso tango. Esta calle es una muestra pintoresca del barrio, visita obligada en un paseo por la Boca.
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