Ruta provincial 7, 39º de latitud sur, 300 metros sobre el nivel del mar. Las rutas patagónicas del vino permiten unir la joven región de San Patricio del Chañar en Neuquén con la provincia de Río Negro y sus históricas bodegas, en el Alto Valle, cerca de General Roca. Estos caminos constituyen el cuarto corredor enoturístico argentino en importancia después de Mendoza, Salta y San Juan.
Mediante el riego por goteo, el desierto se transforma con agua de los ríos: la Patagonia, el 30% del territorio nacional habitado por el 6% de la población, contiene la reserva de agua dulce más grande del mundo. Las brisas ¡y el viento! preservan las vides de las plagas: no hacen falta herbicidas salvo azufre para el ovidium. Los vinos resultan casi orgánicos sin necesidad de certificación.
Merlot y Pinot Noir de la Patagonia son un secreto guardado celosamente: dos cepas que aquí lograron su plenitud. Alguien dijo alguna vez que un buen Pinot Noir debe explotar en la boca como un bombón Ceriset. Y tenía razón: la primera sensación, desde el color y el perfume hasta la redondez refinada en el paladar, es la de un rico bombón de cerezas.
El paseo por las rutas del vino de Neuquén, con San Patricio del Chañar como eje -a 60 kilómetros de la capital provincial-, puede sumar un día para las bodegas de Río Negro. De esta forma tendremos un panorama aproximado de la viticultura patagónica, aunque también existen viñedos en El Hoyo de Epuyén, Chubut (Weinert) y en 25 de Mayo, La Pampa (Bodega del Desierto).
El corredor enoturístico de Chañar, planicie suavemente ondulada en el tramo central del valle del río Neuquén, se compone principalmente por Bodega del Fin del Mundo, NQN, Familia Schroeder y Valle Perdido Wine Resort.
Fuente: noticias-24.net
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