Nace en el Parque Marino Costero, un área protegida tan prístina como bella de la costa patagónica. El trayecto sigue el curso de la RN3 a lo largo de 500 kilómetros y, desde Chubut rumbo a la provincia de Santa Cruz, discurre entre la estepa y el mar hilvanando varios «parques marinos». El primero es el Parque Marino Costero, ubicado en el sudeste de la provincia de Chubut, que preserva la biodiversidad del norte del golfo San Jorge. Cabe recordar que hasta el año 2009 la Argentina sólo tenía dos parques nacionales con costa marina, pero sin jurisdicción en el mar: Monte León en Santa Cruz y el Parque Nacional Tierra del Fuego a orillas del canal Beagle.
El Parque Marino Costero tiene una superficie de 132.000 hectáreas que protegen costa, mar y 60 islas e islotes. Abarca cien kilómetros de costa con bahías, caletas, ensenadas, playas, restingas y arrecifes rocosos desde donde se observan ballenas francas australes, orcas, delfines cruzados y toninas overas. Pero también preserva una milla alrededor de cada una de las islas e islotes, una milla desde la línea de costa hacia el mar y una milla hacia el interior del continente: así se resguardan más de 38 especies de peces e invertebrados, diez mamíferos marinos y 40 especies de aves como petreles gigantes del sur, cormoranes, pingüinos de Magallanes y especies endémicas o amenazadas, como la gaviota de Orlog y el pato vapor.
Desde las alturas
Una de las mejores maneras de captar su belleza es sobrevolarlo y apreciar formas y dibujos que costa y mar han trazado a su antojo. Al despegar de Comodoro Rivadavia enseguida se ven el inconfundible Pico Salamanca y la isla Quintano, donde comienza la reserva.
Luego surge una perfecta bahía salpicada de viviendas: es el pueblo alguero de Bahía Bustamante, cuya historia está ligada a la del inmigrante español Lorenzo Soriano, que llegó hacia 1953 buscando algas para extraer coloide y fabricar un fijador de pelo. Hoy este «pueblo-hotel» recibe turistas por uno o varios días y para hacer excursiones náuticas. Más al norte está Camarones, pequeña localidad a orillas de la bahía homónima, conocida como la «capital del salmón» y hogar del expresidente Perón durante parte de su niñez (hoy existe allí un museo que le está dedicado). Sólo 28 kilómetros separan este pueblo pesquero, de casas bajas centenarias, de Cabo Dos Bahías. Esta reserva natural emplazada en un rojizo entorno rocoso es un gran reservorio de choiques, guanacos, zorros y maras que pasean junto al mar. Además, hay una importante colonia de pingüinos de Magallanes y una pequeña población de lobos marinos de dos pelos. Las aves de frac nadan desde el sur de Brasil y llegan aquí en septiembre para reproducirse, con un período de estadía que se extiende hasta marzo.
El siguiente destino, al sur del golfo San Jorge, es Puerto Deseado, paraíso natural unido al mar por una magnífica ría. Casi toda la Patagonia costera es acantilada y cae a pique sobre el Atlántico, pero no en Puerto Deseado.
Hace millones de años la naturaleza secó el curso de un río y dejó que el mar invadiera su cauce: así se formó la ría Deseado, única en Sudamérica ya que se interna en la meseta 42 kilómetros hacia el oeste. Para llegar hay dos opciones. La convencional y asfaltada es la RN3 hasta el desvío y luego 126 kilómetros más; la atípica es con mucho ripio y pasando por Cabo Blanco mientras se atraviesan estancias ovejeras.
Mágico y solitario
Si se elige la segunda, luego de pasar una salina (explotada hasta 1930) se llega a un sitio mágico y solitario, donde se alza un faro de cuento en medio de una escenografía misteriosa de rocas y mar bravío, que incluye siluetas de un cementerio y construcción abandonada.
Por último, la zona del PN Monte Leon debe su nombre a un cerro bajo que, visto desde cierto ángulo, tiene la forma del gran felino. Si hay algo que llama la atención aquí es el contraste de ocres y amarillos de la estepa con el azul del mar, además de las formas y figuras dibujadas en la costa acantilada. Toda esta franja fue, hace millones de años, el fondo marino donde habitaban antiquísimas formas de vida que hoy son fósiles. Y lo mejor es la bajamar, cuando se ven grutas esculpidas por viento y mar (la más famosa era la Olla, hermosa formación derrumbada en 2006). Desde 2004, Monte León pasó a ser el primer parque nacional costero argentino.
Fuente: Argentina.ar
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