El lugar se puede visitar todos los días del año, no hay que pagar entrada y su ingreso es sumamente accesible. Los kilómetros previos son realmente increíbles. La cordillera se impone ante nuestros ojos de tal manera que nos sentimos más pequeños que una hormiga. Es un lugar ideal para los amantes de la fotografía. En mi opinión el verano es la mejor época para visitar esta zona, si nuestro fin es la fotografía y el contacto con la naturaleza, en invierno está todo cubierto por nieve y sólo cuando hay buen clima el sol se refleja en el agua de los pozos.
Es un lugar muy extraño, silencioso y con un paisaje impactante. Rodeado de leyendas urbanas escalofriantes que cuentan sobre buzos que nunca salieron de los pozos, y algunas de estas leyendas afirman que nunca se les encontró el fondo o que cada pozo es un ojo de mar.
Pero la más conocida historia sobre los Pozos de las Ánimas “cuenta que dos tribus que habitaban la zona, un día entraron en un gran conflicto. Una noche, una de las tribus era perseguida por la otra cuando de golpe, los gritos de persecución cesaron y abandonaron así la búsqueda. Al día siguiente, se escucharon fuertes lamentaciones y gritos que les llamó la atención. Salieron en busca de los mismos y allí encontraron dos grandes pozos con todos los cuerpos caídos en la profunda fosa natural. Desde ese entonces, se le dio al pozo el nombre de “lugar en el que lloran las ánimas”. Además la tradición local, indica que allí van a rezar y a lamentarse las almas que andan en pena por los cordones montañosos.
Fuente: argentina.ar
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