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Santa Clara del Mar | Playas de Mar del Plata | Tripin Argentina

La nueva autovía que conecta Santa Clara del Mar con Mar del Plata propone unir en apenas quince minutos la gran metrópoli costera con un pequeño pueblito marítimo. Pesca, paseos, espectáculos regionales y la infalible visita marplatense.

El nuevo tramo de la RP 11 que une Santa Clara del Mar con Mar del Plata abandonó por fin su antiguo trazado, más parecido a un camino de cornisa jujeño que a una ruta de circulación bonaerense y ganó un nuevo acceso que promete dejar atrás los accidentes y conectar en sólo quince minutos ambos destinos con una ruta que jerarquiza al balneario chico. El boulevard central, dos puentes de seis metros, refugios para esperar los colectivos, una bicisenda de lado a lado, cruces peatonales y semáforos (no había ni uno, pese a la existencia de varios pueblitos como Atlántida, Camet o Santa Elena), completan una obra que debería existir en todas las rutas de importancia y tráfico masivo.

El proyecto completo prevé la ampliación de esa vía interbalnearia hasta la localidad de Mar Chiquita, dando cuerpo al sueño de integrar los 583 kilómetros que van de Punta Lara a Mar del Sur, uniendo el principal destino de los argentinos en vacaciones: la costa. Media docena de miradores de descanso para contemplar amaneceres/atardeceres marinos y nuevas bajadas a la playa suman servicios a un camino de por sí bello, desde donde se ven los gomones emprender la aventura pesquera mar adentro, uno de los atractivos centrales de Santa Clara.

PLAYA Y PASEO

Balnearios semivacíos son parte del seductor ofrecimiento local. Desde los paradores ignotos y desolados a los acantilados de la playa El Morro, última de cara a Mar del Plata, los paseos de punta a punta pueden llevar una o varias horas, según el interés por husmear los pozones, las piedras llenas de pequeños mejillones y el mundo de caracoles trompito y con forma de nuez que el mar lleva y trae una y otra vez.

A la izquierda, cierto giro abrazador de las demás playas, ya llegando a La Caleta; a la derecha, el dibujo imponente de los edificios marplatenses. Aguas generalmente serenas y no muy frías, junto a buenas escolleras para pasear hasta donde el mar se hace profundo, son todo lo necesario (junto con una buena vianda) para un día completo en la playa. En las tres calles céntricas también hay espectáculos y espacios culturales para conocer y recrearse. Ejemplo de ello es la adaptación de El canto del cisne, de Anton Chejov, a cargo de los santaclarenses Osvaldo del Vecchio y Jorge Ramírez Jar en La Casa Azul, lugar que trabaja por el crecimiento de la cultura con artistas regionales.

Ya un clásico, La Posta del Angel sigue mostrando su rica historia en el viejo casco de estancia que supo de artistas y bohemios en los años ’60: junto al restaurante del Viejo Contrabandista, es la fija para comer, pasear y comprar regalos en su paseo artesanal. Allí mismo fue donde debutó la “Cerveza del Angel”, gracias a la receta traída al pago por Juancho Orenzans, alma mater de un producto tan prestigioso que alcanzó su propia fiesta. Fogoneada luego por una ley bonaerense, Santa Clara se instala como “Capital Marítima de la Cerveza Artesanal”. Los vecinos médanos de Camet y Mar de Cobo, perfectos para caminar y andar en cuatriciclo, y la vida campera que propone Atlántida, con su olor de eucaliptos y plantaciones de verdura, le dan a la región un surtido de paisajes y actividades en apenas unas cuadras.
Fuente: argentina.ar

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